¿Y LOS PARTIDOS APA’?
AHORA: Estamos en la antesala de la elección mas grande que haya
habido en México, Presidente, Gobernadores, Senadores, Diputados federales y
locales, Presidentes Municipales, Síndicos y Regidores, las personas que
aspiran a esos puestos son Candidatos en campaña.
El 1 de julio se votará por Candidatos
de partidos, independientes y de alianzas electorales, es el momento más claro
del ejercicio de nuestros derechos políticos, votar y ser votados, pero la vida
democrática no se acaba ese dia ni en ese acto.
Desde ahora, así como se pide a
los candidatos su plan, programa y proyecto de trabajo habría que pedir a los
partidos nos justifiquen su existencia y su financiamiento ¿Por qué?
Porque en un sistema de alta
competencia como es hoy el sistema electoral mexicano tener 9 partidos
nacionales y registrarse para la presidencia solo 3 candidatos de partidos y 2
sin partido, y en Morelos tener 11 partidos registrando 7 candidatos y 1
independiente para Gobernador, indica que sobran partidos o su nivel de
representatividad es menor al de una persona que logra su registro como
independiente. Si las diferencias ideológicas y pragmáticas no tienen
importancia y permiten que existan las coaliciones “Por México al Frente” de
los partidos Acción Nacional, Revolución Democrática y Movimiento Ciudadano, “Juntos
Haremos Historia” del PT, MORENA y Encuentro Social y, “Todos por México” del
PRI, PVEM y Nueva Alianza. Si los partidos coaligados aceptan que el elector
votará por su Candidato sin importar que partido lo postule ¿Cuál es su razón
de existir como partidos?
Si un ciudadano es capaz de
reunir con sus propios recursos los requisitos para obtener su registro como
candidato ¿Por qué tenemos como sociedad que financiar la vida de los partidos?
Podemos pagar las elecciones y quizá algunos gastos de campaña como los tiempos
de radio y televisión, pero sostener las dirigencias partidistas ¿Para qué? Si
lo que importa según esta elección son los Candidatos, las personas y o los
partidos.
AYER: Partiendo del hecho que un partido es por definición una parte, no es el todo social, en México hemos transitado de un sistema de partido casi único, de una hegemonía amplia a un sistema de varios partidos, algunos se han transformado (PNR, PRM a PRI; PCM, PSUM, FDN finalmente a PRD), otros se han extinguido (partido demócrata mexicano) y nuevos han surgido (Nueva Alianza y Encuentro Social). Quizá es momento de volver a pensar los requisitos que deben reunir los partidos y cuál debe ser su umbral de representación, que parte de nuestra sociedad representan y que proponen para el desarrollo de México.
Los partidos fueron el único
instrumento para competir por el poder político, las candidaturas
independientes son una nueva posibilidad para alcanzarlo.
FUTURO: Teniendo una gama de partidos donde según las preferencias electorales demostradas en las urnas y en las encuestas que pretenden establecerlas, no se obtiene una mayoría que determine de manera clara la decisión popular, se hace necesario que pensemos en la segunda vuelta electoral como un mecanismo práctico de lograr un poder ejecutivo de amplio consenso, un Presidente que cuente con más del 50% del voto efectivo.
El pragmatismo electoral es ya una
realidad en México, en esta realidad podemos tomar ejemplo de casos europeos donde
no es una ideología política la que aglutina a los electores, sino propuestas
específicas que señalan problemas y soluciones. Como el caso italiano, donde el
movimiento político las Cinco Estrellas nació en 2009 y ahora es la principal
fuerza política, propone cinco causas (de ahí su nombre): propiedad pública del
agua; transporte amigable con el medio ambiente; derecho universal al acceso a
Internet; desarrollo enfocado a las necesidades de las comunidades locales y
medio ambiente.
Pensemos en un sistema que
permita crear consensos para la definición, diseño aplicación y supervisión de
las políticas públicas. Que pueda construir un gobierno que vuelva a tener una representación
social que permita el desarrollo nacional.
Pensemos en un sistema que ante
la pérdida de aceptación y consenso del Presidente o Gobernador exista un
mecanismo legal y de valor democrático para su destitución como en Ecuador,
España, Estados Unidos, Japón y otros muchos países.
@RivaPalacioThan
05/06/2018.
BIBLIOGRAFÍA.
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